La Comisión Europea distingue con este sello oficial a los proyectos que contribuyan a la consecución de uno o varios de los objetivos marcados por el Parlamento Europeo para 2018.
El patrimonio cultural tiene un valor universal para nosotros como personas, comunidades y sociedades. Es importante preservarlo y transmitirlo a las generaciones futuras. Tal vez se pueda pensar que el patrimonio es algo estático o del pasado, pero en realidad evoluciona a través de nuestro compromiso con él. Es más, nuestro patrimonio tiene un papel importante que desempeñar en la construcción del futuro de Europa. Esta es la razón por la que, en este Año Europeo, queremos llegar sobre todo a los jóvenes.
El patrimonio cultural se manifiesta de muchas maneras y puede ser:
- material: edificios, monumentos, objetos, ropa, obras de arte, libros, máquinas, ciudades históricas o yacimientos arqueológicos;
- inmaterial: prácticas, representaciones, manifestaciones, conocimientos, habilidades —y los instrumentos, objetos y espacios culturales que los acompañan— valiosos para las personas; aquí se incluyen las lenguas y las tradiciones orales, las artes escénicas, las prácticas sociales y la artesanía tradicional;
- natural: el paisaje, la flora y la fauna;
- digital: los recursos creados en formato digital (por ejemplo de arte o animación digital) o que se han digitalizado para su conservación (textos, imágenes, vídeos, discos, etc.).
Al apreciar nuestro patrimonio cultural, podemos descubrir nuestra diversidad e iniciar un diálogo intercultural sobre lo que tenemos en común. Así que, ¿qué mejor manera de enriquecer nuestras vidas que interactuando con algo tan esencial para nuestra identidad?